Cuelgo aquí el diario que escribí para el Notodofilmfest de mis días en Nueva York, en la NYFA.
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PRIMEROS DÍAS
Llego a Nueva York dos días antes de que empiece el curso, así que me preparé diversas rutas para visitar los lugares típicos de la ciudad: Chinatown, SoHo, Harlem… La idea era no alquilar ninguna bici ni usar demasiado el metro (que por otro lado tiene un servicio excelente y muy pocas escaleras). Todo ha sido como jugar al Grand Theft Auto IV, pero sin cometer crímenes. Explorar a base de pateadas. A mi me gusta caminar, pero igual me he pasado un poco.
El día antes de partir, me compré una cámara Harinezumi, hacía tiempo que le tenía ganas y la verdad que ha valido la pena. Personalmente, no me gusta en qué se ha convertido el mundo de la fotografía, donde cualquiera puede ser professional photographer por 2.000 euros, con camaritas de cincuenta mil opciones para echar una foto, así que la Harinezumi era mi única opción viable. Es una mezcla de analógico y digital, no se puede encuadrar (ves la foto una vez echa), tienen poca resolución, la mayoría salen mal, borrosas, con los colores virados… una maravilla muy recomendable.
Me alojo en el hotel The Jane, que es de lo más barato que encontré estando en temporada alta y en la misma isla de Manhattan. Pero la verdad que lo cogí por como es por dentro: decoración muy clásica, parece el Orient Express o algo así, los baños como de comisaría de los años cincuenta, y los empleados van vestidos con el traje típico de botones y de sirvientas.
Al día siguiente, domingo, tras cruzarme con varias celebraciones regionales (un “especial Puerto Rico” en Harlem y el día de la Bastilla de los franceses), atravesar el interminable Central Park de arriba abajo (busqué por todos lados a la señora de las palomas de Solo En Casa 2) y acabar en un muelle del East Village viendo a parejitas bailar jazz, me vuelvo al hotel en estado semi-inconsciente y con un dolor terrible de tobillos, y empiezo a escribir esto.
Reconozco que tal avalancha de información durante tantas horas seguidas llega a saturar un poco y yo llegué a aburrirme en algunos momentos (pensé en hacer campana, pero no era plan), aunque la verdad que los profesores empujaban bien las clases y tenían el suficiente carisma para que no te distrajeras demasiado.
Times Square, lo más parecido al infierno, probablemente.
Y nada, caminar por aquí y por allá. Tuve tiempo de ir a ver una película a la que le tenía muchas ganas: The Tree Of Life de Terrence Malick. En España no se estrena hasta octubre, así que tenía que aprovechar. Y solo diré que la volveré a ver, y a ser posible muy borracho. Después me dirigí al NYAFF (NY Asian Film Festival), donde quería ver Gantz (la adaptación de un manga muy loco) pero tuve una confusión muy tonta con el AM y el PM… vamos, que ya la habían proyectado. Aunque no estuvo mal del todo, porque me encontré con la fiesta post-screening de una peli china, así que esa noche me atiborré de canapés exóticos y cerveza Sapporo. Volviendo hacia el hotel me paré a charlar con unos vagabundos muy encomiables, la verdad es que aquí todo el mundo parece muy encomiable, hasta la poli te sonríe y se hacen fotos contigo.
Perdí cinco dolares en cinco minutos jugando al ajedrez contra este hombre… encomiable.
La verdad que en apenas dos días, se me ha hecho muy acogedora esta ciudad, aunque aun no sea consciente de lo grande que es y siga insistiendo en caminar, me desoriente cada dos por tres con el este y el oeste, y tenga que estar varios minutos concentrado con los dólares y los centavos para lograr pagar una hamburguesa. Igual es un poco estúpido, pero siento que podría haber aprovechado algo más estos dos días, pero es que parece que Nueva York te ofrece más de lo que puedes llegar a recibir. No, no sé muy bien qué es lo que quiero decir.
Mañana comienza esto del NYFA, a ver.
EL CURSO
Cuando fui a una escuela de cine hace unos años, lo más importante que aprendí es que para hacer cine no hay que estudiar nada, simplemente hacer cine: salir a la calle con una cámara cualquiera y grabar una historia. Y no dejar de pegarse ostias continuamente (no literalmente). El curso de una semana en la NYFA podría ser la excepción, es lo más parecido al curso de iniciación perfecto para empezar con esto: nociones muy básicas de dirección, guión y fotografía en dos jornadas non-stop, para después salir de una patada a la calle y grabar algo con un mínimo de sentido cinematográfico. Dejad los interminables cursos de cuatro años y probad esto.
Vinos, licores y la NYFA. Era perfecto.
En Nueva York no hay tiempo para aburrirse, solo hay que comprarse el Time-Out y empezar a subrayar eventos a punta pala. En el poco tiempo que me quedaba libre, acudí a un concierto de Wild Beasts (enormes), volví al NYAFF a la premiere de The Yellow Sea del coreano Na Hong-ji (peliculón) o fui a Broadway con algunas colegas de la escuela a ver el musical de Mary Poppins. Momentazo cuando Mary Poppins se puso a volar por encima de la platea (se veían los cables pero la magia de Disney nos hizo olvidar el truco).
LOS CORTOS
Nos dividen en grupos para hacer los cortos, me toca con tres chicas muy majas, Ángela, casualmente también de Barcelona, y Carol y Mirela, ambas de Brasil, así que cada vez que planteábamos un plano se oían las instrucciones en inglés, castellano o portugués, o en una mezcla absurda de las tres.
Los cortos los grabamos con la HVX-200 de Panasonic, una cámara que yo ya tenía controlada, la operé en dos de los cuatro cortos de mi grupo. En general fue muy bien todo, porque tanto yo como mis compañeras no quisimos hacer el gran corto de nuestras vidas, no nos complicamos demasiado y hasta nos sobró tiempo para tomarnos algo.
El story de mi corto.
La preproducción de los cortometrajes fue una locura, porque apenas tuvimos unas pocas horas para decidir localizaciones o buscar actores, así que el mío lo acabé protagonizando yo mismo. Una historia algo tramposa sobre un chico que ha matado un perro, pero igual no, en fin, una tontería que no sé si se entiende muy bien. Al comenzar con mi grabación, me comencé a dar cuenta de algo que me pasa siempre cuando empiezo a grabar algo: que ya estoy deseando acabar. Y eso hace que a veces me ponga nervioso, y no haga una novena toma definitiva, porque la octava me parece correcta (menos mal que solo tenía diez planos). Al menos empiezo a darme cuenta de estos errores, espero arreglarlo con el tiempo y relajarme un poco más. Y aunque me dé un poco de vergüenza, lo podéis ver pinchando aquí.
Buf, lo veo ahora y creo que me ha quedado un poco pretenciosillo… pfff.
ÚLTIMOS DÍAS
El viernes nos pasamos el día editando en Final Cut, y al final, lo más divertido, la proyección de todos los trabajos. Hubo de todo, pero quizás lo mejor fueron los consejos que nos dio Randall Dottin, nuestro profesor de dirección, uno a uno, con una capacidad de análisis y crítica constructiva envidiables. Aplaudí más a Randy que a los cortos.
Foto final cortesía de Sofrie Yusoff… aunque faltó la mitad de la clase.
La verdad que tras todo esto, esperaba que hubiera alguna buena juerga con la gente del curso, pero extrañamente todos se fueron dispersando, algunos desapareciendo sin más. Éramos un grupo algo freak… ¡pero no tanto joder!
En fin, que al final me quedé solo, caminando como Travis Bickle por un barrio de mala muerte, y decidí meterme a ver El Topo de Alejandro Jodorowski en un cine de madrugada. Me sorprendió ver un buen puñado de hipsters en la sala, en vez de estar en alguna disco cool de la ciudad. Y me sobé durante gran parte de la proyección pero tuve diversas revelaciones divinas, con la voz en off de Jodorowski taladrándome el subconsciente. Fue una experiencia muy catártica.
Me gustó más esta versión de la estatua.
Y hasta aquí Nueva York. Comí demasiado de McDonalds, no vi a ningún famoso (me pareció ver a Mathew Modine por la escuela… pero cuando se lo digo a la gente me dicen “¿quién?”) y me quedaron miles de lugares por visitar. También me quedé sin camiseta de la NYFA, mierda, no podré chulear este verano. En ocasiones palpé la gran soledad que puedes llegar a vivir en una ciudad con tanta gente, en otras disfruté con la compañía de Francesco, Ángela y los otros compañeros de clase, y me sorprendí escuchándome articular en inglés más de dos frases seguidas. Pero sí, me he quedado con ganas de volver.
Gracias, Jameson Notodofilmfest. ¡Hasta la próxima edición!
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