Todo lo que quisiste saber y no te has atrevido a preguntar porque en realidad te da igual
Cuando Venga Monjas me propusieron hacerles un video, solo tenía dos cosas claras: que fuera una aventura mongola de Venga Monjas como en sus orígenes, y que David Pareja y Javier Botet tenían que aparecer.
La historia comenzó a desarrollarse a raíz de una idea que me venía rondando desde hace tiempo: hacer una parodia de los anuncios de tarot de las cadenas locales. No fue difícil llegar a la conclusión de que Botet tenía que reencarnar a ese tarotista malroller. Eso, mezclado con otros caprichos visuales, como grabar una pequeña secuencia de persecución o una gran pelea final cutronga, dieron como resultado un guión de siete páginas que servía solo como esbozo de las situaciones que había planteado. Porque sabía que uno de los puntos vitales de Venga Monjas era la improvisación, algo que quería respetar pero a la vez me asustaba un poco, ya que soy más bien de lo contrario. Estuvo muy bien probar.
Tampoco decidí armar un equipo técnico muy sólido, ni grabar con las mejores cámaras del mercado, me agarré a la idea de que en los primeros Venga Monjas el sonido y la imagen dejaban bastante que desear. Esa es mi excusa. Si no os gusta la fotografía o creéis que se oye medio mal... ya sabéis.
Sin duda, lo más complicado fue la escena de la pelea final: construir un decorado en plató, con cajas de cartón simulando edificios. Fue lo primero que grabamos. No voy a obviar mi máximo refente para esta escena: La batalla final de Dai Nipponjin (Hitoshi Matsumoto, 2007).
Volviendo a la grabación: ese día fue uno de los peores de mi vida.
Aparte que me pilló en una etapa de bajona por motivos personales, ese día se torcieron mucho las cosas. Teníamos que grabarlo un día en concreto, porque coincidía que Javi estaba por Barcelona, y quizás no volvería en mucho tiempo. Ese día, el plató donde lo grabamos, que me lo dejaron gratis, estaba libre, así que el plan era grabar por la tarde, con calma. Pero la noche antes de la grabación, surgió un trabajo profesional en el mismo plató que hacía imposible grabar en las horas que tenía planeadas. Eso, además de que no tenía preparado muchos edificios y me deprimí un poco al ver los resultados (mi imagen mental era algo parecido a ESTO), hizo que me entrará un ataque de "mandarlo todo a la mierda". Me vi obligado a desmontar el pequeño tinglado y repintar la pared de blanco (lo había pintado de color azul, simulando el cielo). Llegó el supuesto día de la grabación, yo apenas sin dormir, pensando en abortarlo todo y hacer otra historia. Esos días tampoco había comido demasiado bien y me encontraba terríblemente débil. Estaba al borde del suicidio. Y a primera hora de la mañana llega Xavi de Venga Monjas, que es un tipo con las ideas muy claras, y me insiste durante más de cuatro horas que teníamos que grabar sí o sí.
Al final me convenció, pero por agotamiento, creo que accedí solo para que se callara de una vez. Así que durante el día, mientras unos desconocidos trabajaban en mi plató, nos encerramos en una sala anexa y decidimos acabar de pintarrajear cartones de cualquier manera (con la inestimable ayuda de Esteban, Marc y Víctor Parkas), darle otra vez una capa de azul a la pared y grabar esa misma madrugada. La escena de la pelea está grabada de una a cuatro de la mañana, con los huesos molidos y una calor asfixiante. Pero gracias al saber hacer de los cuatro, además de la ayuda de Manel Bocero a cargo de la iluminación, todo salió sobre ruedas.
Esa misma escena no sabía cómo acabarla: lo del edificio de Cacaolat surgió esa noche entre todos. Creo que se nota bastante que esa idea sale un poco de la nada, pero otra cosa que tenía muy presente al pensar en el video es que, en un Venga Monjas, todo vale.
El resto del episodio lo grabamos sin demasiados contratiempos, solo los creados por los propios Venga Monjas. Había confianza, así que se dedicaron a cantar Men in Black ininterrumpidamente durante los tiempos muertos o a pegarnos collejas a todos los de equipo (yo y Marc o Víctor aguantando el micro) mientras soltaban pegadizas rimas.
En la primera escena en que Esteban está enganchado al teléfono, no conté con un elemento bastante importante: llevar un teléfono fijo de cable. En la casa de Esteban solo tenían un inalámbrico, así que no hubo más remedio que hacer el apaño de meter un cable por detrás del compartimento de la batería, una cutrada extrema. Ya sabéis, todo vale.
Analizando los elementos de la trama, también hay bastantes elementos de mi infancia-adolescencia que me marcaron bastante: Guiños a Pokemon (Bulbasaur), el rollo Power Rangers, Doraemon, los GoGo's, Boca Bits, merendolas de Bollycao y Cacaolat...
La frase que usa David para la metamorfa es "¡After Effects ahora!", improvisada en ese mismo momento. Toda la edición del corto, así como los efectos de post-producción, son cosa mía. No sé usar el After Effects, todo está montado con Adobe Premiere, incluídos los cromas y las animaciones de los rayos. De hecho es la primera vez que hago un croma en mi vida, nunca antes había puesto uno. Ayudó el hecho de que no hacía falta que estuviera muy depurado en este aspecto, al final también funciona como una oda al croma cutre de tele local.
Venga Monjas suelen poner títulos que nada tienen que ver con el contenido de los videos, "Stracomb tope de fuerte" va por el mismo camino. Stracomb fue un personaje que creó un colega con el que solía quedar para dibujar cuando iba a secundaria. A él le gustaban mucho las cartas de Magic y la fantasía épica, creó a este personaje en mi casa y lo bautizó como Stracomb. El nombre viene de un medicamento que había en mi salón en el momento de dibujar al personaje, Estracomb, creo que eran unos parches de mi madre que iban bien para tratar la menopausia. "Stracomb tope de fuerte" es el nombre que decidimos ponerle al archivo .jpg de este dibujo.
Este personaje fue uno de los primeros dibujos que pinté en Photoshop, y quedó bastante horrible, por eso le tengo cariño. También le creamos una simulación de carta de Magic, pero por motivos desconocidos, nunca llegamos a montar la imagen sobre la carta. Igual aún no sabia hacerlo.
Creo que ya es tarde para integrarlos.
La mayoría de la música del episodio está compuesta por Molg H., él desde Madrid y yo en Barcelona, comunicándonos a base de mails, como todo lo que solemos hacemos juntos, para variar. Suyos son los temas que suenan durante el anuncio y el programa de tarot, la persecución por la calle o la pelea final. Molg está hecho un Badalamenti.
Por lo general, me lo he pasado muy bien haciendo el mongo con Venga Monjas, el montaje se alargó más de lo que pensaba, al disponer de más de cuatro horas de material, pero creo que el resultado final ha merecido la pena.
Dedicado a nuestro amigo Edgar.
Y un recuerdo a Felipe, Samdra y Víctor de nuevo,
las otras víctimas de la cabecera.
3 comentarios:
Pues todo este esfuerzo ha valido la pena. Me ha encantado. Es volver a los VM's del principio que tanto me hacían reír. Felicidades
Soy de la opinión de que lo que pasa en un rodaje "cinematográfico" es siempre apasionante por lo miserable durante el acto de "hacer cine". Muchas veces son historias más magnas y dramáticas que lo que refleja la obra de ficción en si.
En este caso es ambidiestro (sin comparar en calibre con Apocalypse Now y su Omega documental: "Hearts of Darkness" pero si en contenido traumático proporcional) ya que el STRACOMB es realmente TOPE DE FUERTE. Da lo que promete, que es muchísimo.
Buenisimo, sobre todo el final. El tocamiento de huevos de Bulbasur y la raja en la huevada del chandal de Xavi. Crema.
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